Wolfstone, «Música para hacer el amor»

Wolfstone
Wolfstone

El Rock celta, como sucede con todas las músicas que fusionan tradición y modernidad, se valora mejor cuando se conoce la forma original o tradicional y se aprecia una nueva aportación. Wolfstone, que podría pasar por un grupo más de rock con gaitas y violín, han recorrido un camino propio en esa transformación que no debe olvidarse. A pesar de la sencillez aparente que ofrece el resultado final.

Son ya 15 años y 11 discos, aunque la banda reniega de los dos primeros por su contenido exclusivamente tradicional. Consideran, por tanto, como novena grabación: Almost an Island [Casi una isla] (Resistencia, 2002), título que a modo de bandera expresa su independencia y libertad para seguir avanzando.

Para bailar, botar y sudar la camiseta, así es la música de este quinteto escocés. Muy rítmica y con líricas melodías de tiempos remotos. Entre tanta pieza instrumental hay hueco para las canciones Pop que a nadie extrañaría escuchar en la discoteca un fin de semana.

Nos atienden los creadores de “La piedra del lobo”, el violinista Duncan Chisholm y Stuart Eaglesham, que toca la guitarra acústica y esa otra que en los conciertos descarga un montón de vatios distorsionados capaz de resucitar a quien haga falta.

Por la vitalidad y energía del disco da la sensación de que lo habéis grabado pensando en el directo.

Duncan- Sí, hay mucho de eso. Primero grabamos la percusión, guitarra y bajo como una unidad para conseguir ese sentimiento de directo.

Stuart- Muchos de nuestros discos anteriores tienen ese punto de disco en estudio, y la gente nos decía al cabo del tiempo que no sonábamos como sonamos realmente en directo.

¿Entonces habéis vivido la grabación como un concierto, bailando y saltando?

Oh yeah! ( Contestan expresivamente al unísono).

D- Nos gusta conseguir esa especie de buenas vibraciones cuando estamos juntos trabajando en estudio.

Parece que ha variado la formación desde que grabasteis “Almost an Island”.

Wolfstone – Almost an Island

D- Tenemos un nuevo bajista, Ross Hamilton. Es un muchacho bastante joven, tiene 23 años y es un magnífico bajista y multiinstrumentista. También canta.

Con tanto cambio en la formación ¿No habéis temido alguna vez por el futuro del grupo?


D- Stuart y yo hemos estado juntos durante años y hemos seguido juntos. Nos conocimos en 1988. La dificultad surgiría si uno de los dos abandonáramos la banda, ahí sí que habría mayor problema.

S- La mayoría de los cambios han tenido que ver con los gaiteros ( ríe en tono bromista), porque van peregrinando de aquí para allá.

¿Qué lugar ocupa Wolfstone en vuestras vidas?

S- Es mucho más que un modo de vivir o unos ingresos, es la parte más importante de nuestras vidas.

D- Lo más importante en este tipo de aventuras es creer en tu propio proyecto. Son muchos años de tu vida los que has dedicado y te lo has creído, de tal modo que es lo más importante porque crees en ello.

Cuando nos conocimos Stuart y yo, no teníamos nada claro que pudiéramos estar juntos, no habíamos tocado nunca juntos. Pero pronto descubrimos que teníamos una manera común de ver las cosas, una orientación prácticamente igual. Y lo que se ve con los años y con los cambios es que ha evolucionado, pero la visión que teníamos compartida sigue siendo la misma.

¿Compartís ambos otras cosas además de la música?

D- No exactamente, porque a Stuart le gustan muchas otras cosas diferentes que a mí. Yo estoy más interesado en el mundo del deporte. A él le gusta más el Snowboard. Yo soy capaz hasta de perder dinero en los caballos.

¿Qué es lo que más os enorgullece de Escocia?

D- Sobre todo, la manera en que Escocia se representa a sí misma en el mundo. Es un país muy pequeño, pero dentro de ese país pequeño hay muchos talentos. Y en la mayoría de los casos toda esa gente representan a Escocia de una manera muy positiva.

En realidad la gente habla de la historia de Escocia, pero está surgiendo nuevas generaciones que están mucho más interesadas, en lugar de mirar al pasado, en proyectos hacia el futuro. Creo que realmente tenemos una voz, una importancia en Europa y en el mundo.

¿Habéis logrado el amor de “La Reina de Argyll” con vuestra versión? ( The Queen of Argyll)

S- (Ríen ambos) No la escribimos nosotros. A la reina no la conocemos personalmente, pero sí conocemos mujeres de esa zona. Es una parte de Escocia hermosísima donde hay mujeres muy bonitas.

D- El estilo como ha sido compuesta la canción original es tradicional ( La escribió Andy Stewart a mediados de los 80) Hay una gran cantidad de estilos de temas de amor escoceses.

¿En qué destaca el estilo de tocar el violín escocés?

D- Es muy similar al estilo irlandés, pero hay diferencias como la técnica. Por ejemplo, los irlandeses usan mucho la digitación de la mano izquierda ( simula tocar el diapasón de un violín con la zurda), mientras que el escocés utiliza más la mano derecha con el impulso que le da al arco.

Nos han influido mucho los ritmos que vienen de las bandas militares de gaitas de los últimos cien años. Ahora ese estilo se ha desarrollado de tal modo que se ha convertido en un estilo único en la música escocesa.

Se aprecia este particular estilo en el movido “The Piper and the Shrew”.

D- Sí, también hay diferencia, no sólo con el estilo más rápido de tocar, sino incluso con el estilo más lento. Yo creo que en todo lo que ha sido música más lenta en Escocia, se ha dejado influir por la música Clásica.

Sin embargo, tu paso por la música clásica fue un tanto aburrido.

D- Solamente di tres meses, y… Pffff ( pone cara desganada). Yo quería tocar temas, canciones, y no simplemente teoría y técnica. Aprendí a leer música, cómo no. Otras veces aprendo las melodías de oído.

Además de Escocia, también le habéis dedicado unas palabras a Jericó (“Jericho”).


S- Realmente, aunque mencione a Jericó, es una llamada al sentido común, para que la naturaleza humana prevalezca y haya un resultado pacífico para la situación que se está viviendo.

¿En los conciertos de Wolfstone habéis visto a la gente bailar un reel a la manera tradicional?

S- Sí, desde que éramos pequeñitos. Todavía hay gente que lo hace. El año pasado en EE.UU. sucedió, eran bailarines profesionales que incluso subieron al escenario.

¿Cuál es el piropo más bonito que os han dicho?

D- Una vez en un concierto vino un tipo y me dijo que su hija había sido concebida en la parte de atrás de un concierto nuestro; y me agradeció muchísimo el ritmo que se creó en aquel momento. (ríe)

S- Nos ha venido mucha gente a decir que somos de los pocos grupos que conseguimos que se reúnan personas de diferentes generaciones, madres, hijas, abuelas, para escuchar esta música.

A partir de ahora tendré que hablar de Wolfstone como “Música para hacer el amor”.

Ja, ja, ja (Duncan y Stuart se despiden entre risotadas).

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