Festival Med 24. Imagen del público.

Festival Med 24: antiguas colonias reparten alegría en Portugal

El Festival Med 24, de Loulé, en el sur de Portugal, es esa plataforma que conecta a Portugal con expresiones musicales de sus antiguas colonias en África. 

A lo largo de sus veinte años de fundado, este festival de músicas del mundo ha mostrado a importantes artistas y bandas caboverdianas, mozambiqueñas, bisauguineánas, santotomenses y angoleñas. 

En este tercer día del festival, sábado 29 de junio, hubo grupos y artistas de esas otroras colonias, Tito París y Acácia Maior, oriundos de Cabo Verde. Igualmente, desde Guinea-Bisáu provenían Tabanka Djaz y  Eneida Marta. Bixiga 70, oriundo de Brasil, completaba ese mundo lusófono.  

Tabanka Djaz

La presentación de Eneida Marta fue la primera de la noche. Cantaba de amor, de mujer emancipada y de libertad.  Se desplazaba descalza con firmeza en el escenario Chafariz con una voz limpia y con un vestido de fondo negro y decoraciones doradas.  

Eneida viene de un país africano pequeño, de sueños truncados, de menos de dos millones de habitantes y 36 mil kilómetros cuadrados, que colinda con Senegal, Guinea y océano Atlántico. Se estima que unos 32 mil ciudadanos de Guinea-Bisáu residen en Portugal.

La gran curiosidad de la noche resultó Tabanka Djaz, encargados de la apertura en la tarima Matriz, la más amplia del festival.  Unas banderas de Guinea-Bisáu ondeaban visibles en el público.  Surgió hace más de treinta años y su talento y consistencia ha contribuido en convertirla en una de las más importantes del continente africano. En el escenario demostraron por qué. 

Lo suyo es un licuado de géneros musicales angoleños como el kizomba/semba, la coladeira y funaná caboverdiano, el gumbe de su terruño, con ese pulso rítmico de ese palpitante zouk antillano que Kassav hizo universal y esos alaridos de las guitarras del  soukous congoleño. Otras influencias musicales, entre ellas las afrocaribeñas,  entran en  juego, pero esa es la receta. 

Una de esas canciones de la noche, llevaba como título “Silencio”, al son de kizomba, cuyo similitud con el kompa haitiano es asombrosa.  Es una canción que narra la importancia de el silencio y de la comunicación en las parejas.  Cantada en el creole caboverdiano, el uso de los teclados y los sintetizadores era embrujante.

En otra pieza, Bacú, con una introducción llamativa, Tabanka Djaz abordaría el adulterio entre la frontera de la moralidad y el deseo.  Repartía elegancia y sofisticación musical de primera.  La canción presenta la banalización del adulterio e invita a la reflexión sobre las elecciones personales y sus repercusiones.

La noche no perdía magia con esa guitarra congoleña en las manos de Micas Cabral.  “Brincadera di aos” era el tema y se impregnaba de un vertiginoso discurrir rítmico de zouk que desataba las ganas de bailar.  Esta fiesta no tenía fin;  “Tira mao de minha xuxa”, otro tema con un palpitante sonido semejante al zouk-soukous enardeció a los bisauguineános mientras Micas los invitaba a participar. Toda la concurrencia sucumbió a los llamados de Micas y se lanzó a brincar y a mover sus cuerpos y cabezas.

La banda está formada por el cantante y guitarrista Micas Cabral, el bajista Juvenal Cabral y el tecladista Jânio Barbosa. Los hermanos Cabral son sobrinos de Amilcar Cabral, figura emblemática de la historia de la independencia de Guinea-Bisáu, Cabo Verde y Angola: Considerado un enemigo público de la Portugal colonialista y asesinado un 20 de enero del 1973, los sobrinos de Amilcar, con guitarras en manos, dispararon ráfagas de alegría.

Tabanka Djaz fue éxtasis continuo y locura para aquellos portugueses con raíces africanas y para  el público en general.  Sin duda, fue de los momentos estelares del festival.

Fue la Revolución de los Claveles, en abril del 1974, y la lucha de anticolonialista de grandes hombres, la que allanó las independencias de estos países africanos que hoy participaban en el festival.  Esta revuelta de los militares portugueses termina con la dictadura instalada en 1925. 

Desde hace unos años, Portugal reconcilia su pasado colonial, intenta sanar heridas imperiales y ejercer liderazgo y protagonismo en el nuevo orden mundial.  A eso contribuye la Comunidad de los Países de Lengua Portuguesa (CPLP) fundada en 1996, como foro multilateral de relaciones políticas y culturales entre las naciones cuya lengua oficial es el portugués. 

El Festival Med es un ejemplo de ese nuevo dinamismo lusófono y sirve para vigorizar a esta pequeña ciudad de 70 mil habitantes.  Es una celebración de la diversidad musical del planeta y una maravillosa vitrina para apreciar a los artistas portugueses. 

El ideólogo de este festival fue el ya fenecido Joaquim Guerreiro, político de Loulé e integrante del Partido Social Demócrata (centro-derecha).  El festival ha contado igualmente con todo el apoyo del actual alcalde de Loulé, Vítor Alexio, del Partido Socialista Portugués (centro-izquierda).  

Los tiempos de vejámenes de la metrópolis son cosas del pasado. Hoy ondea la bandera de la lusofonía como comunidad imaginada e identidad compartida, ondea. E igualmente, subyacen otras maneras sutiles de dominación.

Por un día, artistas de la excolonia Guinea-Bisáu repartieron fiesta y esperanza. En tanto, el Portugal de Saramago y Pessoa, encontró paz y redención.

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