Mali es uno de los escenarios musicales más vibrantes y rebosante de energía en el planeta. Las turbulencias sociales y políticas de los pasados años han amenazado su estabilidad. Y ante nuestros ojos llegaba con alarmas el fanatismo de un sector islamista que aspira aniquilar la música misma de Mali y de sus contornos. Los tentáculos de intolerancia se sintieron en el norte de Mali marcadamente.
El Festival del Desierto sufrió los embastes de este extremismo. Hoy Mail trata y lo va logrando, su normalidad pese a la amenaza. Tomo la intervención de Francia (nunca muy deseada la intromisión de otros países) y la Naciones Unidas para atajar la amenaza islamista extrema. Esa Mali hizo titulares en los periódicos del mundo. Es la naturaleza de los medios noticiosos, hurgar en la esencia morbosa del ser humano o en la ira de la naturaleza para arroparnos con estas noticias. Sin embargo, la música que emana de Mail debiera copar los titulares del mundo. He aquí unos músicos dignos de nuestros oídos:
Bassekou Kouyate & Ngoni ba – Jama Ko (Out Here Rec, 2013)
Uno de esos que debiera hacer titulares es el músico Bassekou Kouyate quién ejecuta esta especie de laud tradicional llamado ngoni y quien le saca efectos de guitarra eléctrica y de manera apabullante. Con una serie de invitados como Kasse Mady Diabate, Zoumana Tereta y Khaira Arby, “Jama ko” es un álbum lleno de vigor e imaginación, que no sucumbe estrictamente ante una sonoridad occidental. El álbum bebe de occidente lo necesario, pero aun sigue sonando a Mali y sus galopantes sonoridades.
La pieza titular es la que abre la jornada ante la voz de Amy Sacko la esposa de Bassekou, Amy aborda los agudos con destrezas y y Bassekou le saca un punzante sonido a las cuerdas del ngoni. En “Sinaley” y “Ne me fatigues pas”: se hacen más palpable, con esos tambores hablantes (talking drums) y una percusión en general ricamente atosigante. Por su parte, “Kele magni” tiene esa impronta de esos blueseros del desierto (Tinariwen y Kamicrest) que es ese palmoteo secuenciado bulle en el fondo con la chispa de las cuerdas.
Bassekou hace uso de un pedal wah wah y exprime un instrumento que a simple vista se ve inofensivo e incapaz de crear semejante y atractiva sonoridad. Bassekou nos ofrece toda una jornada de disfrute pleno sin dejar de denunciar su repulsa al fanatismo islámico Tras mudarse a Bamako,a finales de los ochentas, proveniente de Garana, Kouyate abrazó la experimentación con su laúd y ha inspirado a los jóvenes a músicos malienses a seguir su camino. El público latinoamericano tuvo la oportunidad de escucharlo en el disco Afrocubism, encuentro de músicos cubanos y africanos.
Bombino – Nomad (Nonesuch, 2013)
Uno de los nuevos abanderados del ese rock o blues del desierto es Omara Moctar, mejor conocido como Bombino. Es de origen tuareg y nacido en la Republica de Niger, al noroeste de Africa. Bombino carga sobre sus hombros la causa tuareg de lucha que se vio mermada por el islamismo extremo. No hay duda que toma mucho de Tinariwen y anda en los mismos pasos de Tamicrest. Porque donde cabe uno, también caben cuatro. Y Bombino ha sabido granjearse seguidores y abrirse camino.
Su música si suena con la estridencia del rock, pero tiene esa encanto hipnotizante. Y uno sentirá a Hendrix, pero sobre todo a Mark Knopfler, el de Dire Straits. Las probabilidades de impactar son grandes. Los rockeros se enamoran de Bombino. Así como lo hicieron con Tinariwen, quien es referente obligado. “Nomad” fue grabado en Nashville con la producion de Dave Aurback (Black Keys). Guitarras aguerridas de Bombino, sonido lacerante y su voz de adorno cantando en tuareg y francés. Destacan canciones como “Imidiwan”, “Aman”, “Zigzan” y “Tamiditine”, que curiosamente están en la parte final del disco.
Bombino pega fuerte para apabullar, aunque unos pasajes son repetitivos y reiterativos, pero la guitarra se mete bajo la piel. La sonoridad de “Nomad” es menos cruda, más trabajada, con la inclusión de una guitarra steel, reforzada en la percusión y uso de teclados.
Varios – Festival au desert: Live from Timbuktu (Clermont Music)
Los músicos de occidente no esconden su admiración por lo que emana desde Mail y toda esas tierras aledañas. Como el rockero Robert Plant (quien participo en el Festival del Desierto en el 2003) y que luego manifestó que su visita por esta parte de Africa fue un viaje de revelación, una las experiencias más deslumbrantes e impresionantes de su vida. Asi lo declaró a la revista Rolling Stone cuando hablaba sobre su documental titulado Zirca, donde narra sus impresiones.
Esta edición del festival del desierto del 2012 tuvo tantos contratiempos. Se llevaba a cabo dos días antes de las rebeliones del norte y dos meses después, las leyes extremistas caerían en los cielos del norte sembrando el desconcierto. En el repertorio de 18 temas que comprende el disco, hay algunos músicos y grupos conocidos como Habib Koite, Tartit, Bassekou Kouyate, and Tinariwen.
La calidad de la grabación no es la mejor, pero se respira la magia de un momento especial y único. Todos los temas se tiraron desde la consola, no hubo oportunidad de echar mano a equipo más sofisticado. Todos los músicos se congregaron en la tarima para pedir por la paz de Mali.
Desde el blues perdido de Mali hasta lo más tradicional, hay espacios que se disfruta pese a las limitaciones técnicas. La canción “Efes”, por Amanar, hace alarde de una cadencia danzante lenta y pegajosa bajo arañazos de un órgano provocante y chillidos alucinantes. Por otra parte, Bassekou Kouyate desgrana uno de esos blues perdidos con “Paye” en ese laud llamado ngoni al cual le saca electricidad. El“Festival au Desert” es un testimonio fehaciente de un momento histórico en Mali que nadie olvidará.