Irene Farrera – Serenata (2002)
Como las raíces de un vigoroso árbol, los ritmos del riquísimo folclore venezolano alimentan a uno de sus más potentes hijos. Irene Farrera se expresa a través de una voz profunda y vigorosa, invitando a esta manifestación a músicos y poetas que intervienen para cubrir toda la gama de colores de la canción latinoamericana.
Junto a la voz de la cantante aparecen, alternándose, el sonido de la inigualable variedad de instrumentos de la percusión del país del norte de Sudamérica, guitarras, el característico cuatro, el requinto, el violín y mucho sentimiento, brotando de los músicos de “Venezuela Viva”.
Serenata, editado en 2002, cuenta con la producción de la propia Irene Farrera y de Aquiles Báez, quien realiza, además, los arreglo de todos los temas. Este es el cuarto trabajo de la cantante, luego de Walking In The Jungle (1993), Alma Latina (1995) y Soy De Ti (1999).
La selección de canciones imprime al trabajo diferentes climas, como los sentimentales que surgen de los boleros, los eufóricos y festivos brotados de la fuerza de los tambores característicos de la sangre nativa y africana, o las pinturas campestres, de la mano de los ritmos propios de las diferentes regiones del país, de algún joropo de influencia flamenca u otros típicos.
Las trece composiciones que conforman el disco se reparten entre canciones compuestas por la propia vocalista y otras que resultan un homenaje a los compositores venezolanos como el reconocido Simón Díaz o Maria Luisa Escobar. El mensaje que se manifiesta a través de la artista, es la voz de una cultura que busca su fortalecimiento para continuar existiendo, la conservación de los valores tradicionales del folclore nativo, el sentido de la alternativa de la hermandad latinoamericana, la búsqueda de la libertad como vía para alcanzar la meta de un mundo tolerante y justo.
El ensamble “Venezuela viva”, que funciona como refugio musical de Irene, se erige en un impecable soporte sonoro, compuesto de ritmo, fuerza y, cuando es necesario, sensibilidad. Los diferentes toques de los distintos tambores recrean los rituales de los sonidos que traen el ritmo de la tierra, el latido de los corazones sincronizados en una forma de vida o los cantes libertarios hijos de la esclavitud.
Las cuerdas y la percusión rítmica, acompañan armónicamente a Farrera, recreando los episodios del campo y sus sonidos naturales. Los intérpretes: Irene Farrera (voz), Aquiles Báez (guitarra, cuatro y requinto) Omar Herrera (guitarra y cuatro) Alexander Livinalli (percusión y efectos) Yonathan Gavidia (percusión), Ernesto Laya (ritmos) David Peña (bajo acústico) y Jorge Orozco (violín) El sitio en Internet: www.farrera.com
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