Todo por el amor al frevo

Spokfrevo Orquestra - “Ninho de vespa</a Spokfrevo Orquestra – “Ninho de vespaNinho de vespa” (Motema Music, 2014)

Hace veinte años escuché “Nido de avispas”, de los maestros Dori Caymmi y Paulo Cesar Pinheiro. Fue un momento crucial porque desde ese momento, mi percepción sobre el frevo –en su nivel poético, armónico y melódico-cambió para siempre,” manifiesta Inaldo Cavalcante de Alburquerque, en el encarte de su disco.

Cavalcante, mejor conocido como Spok, lidera con sus saxofones altos, barítono y soprano, una banda de 17 músicos. La materia prima de este trabajo es la raíz y el alma musical de Pernambuco, Brasil: el frevo. Y si el frevo no ha gozado de tanta resonancia es que Brasil tiene tanta diversidad musical y el frevo parece limitado al noreste de Brasil.

Spok no le ve así. Y con el marco de una amplia banda de metales, Spok toma el frevo con su innato frenesí y voraz ritmo y le inyecta elegancia de una banda majestuosa. Spok lo engalana, lo embellece y le da esos timbres inesperados. Las treces canciones son instrumentales con esporádicos coros en unos temas.

Spok reivindica al frevo como pocos. Parece música de procesión para las calles, tal como las bandas caminantes de Nueva Orleans. He allí su linaje con el jazz y su esencia carnavalesca tan innata a la cultura brasilena.

Rápidamente, el álbum nos envuelve en la entrada con “Onze de Abril” (Dominguinhos). Destacan los sonidos circulares de las trompetas y esa agudeza que se realza por otros metales de sonidos más gruesos como los trombones. Todo se contrapone con espacios para la percusión, un teclado melódico o una guitarra tenue. Spok, como arreglistas y conductor, hace uso inteligente de paradas con silencios oportunos.

No es todo es vertiginoso, “Comichao” (Jovino Santos Neto) aparenta lentitud en momentos, pero es esta vez el sonido del bajo que acelera el pulso. Las emociones se atizan cuando entra el sonido de esta especie de marcha militar abonada por la percusión. De repente, en el momento menos esperado, la pieza baja y se zambulle en solos jazzísticos, pletóricos de dinamismo y ricos fondos armónicos.

Relampagueante, sereno, sorpresivo. Una amalgama de texturas y de emociones, eso es este Nido de Avispas. Al final, uno se da cuenta porque Spok es un empedernido abanderado del frevo. Ya de hecho, nosotros lo somos también.

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