Su carrera terminaba cuando empezaba. Dos discos de corta vida en los años setenta. Para el 1973, Rodríguez ya no construía canciones. Sus manos pasaban de la guitarra y la artesanía de canciones de contenido social al mundo de la demolición. Irónico contraste. Destruía edificaciones para sobrevivir.
Rodríguez, el desconocido que pretende dejar de serlo, vive para contarlo. El documental “Searching for Sugar man” recién lanzado en algunas salas de Estados Unidos, narra los pormenores de la vida de Sixto Díaz Rodríguez, nacido en Detroit y de padres mexicanos. El documental narra su impacto en Sudáfrica y Australia.
Su carrera en Estados Unidos fue corta, pero unas copias llegaron a la tierra de Mandela y se convirtieron en temas conocidos de una minoría blanca que se oponía al apartheid. Tomado de esos episodios donde la realidad es más novelesca que la ficción, Rodríguez toma relevancia gracias a esos golpes fortuitos de la vida.
Un documental dirigido por un director sueco y un álbum que toma canciones de sus dos “fracasados” discos (Cold fact y Coming from reality) conforman la banda sonora de “Searching for Sugan Man”.
Su canta de presentación en este nuevo renacer ha sido la pieza “Sugan Man”, que irrumpe bajo la égida de la sicodelia con unas guitarras distorsionadas efectivas y aditivas. La pieza puede ser tomada como grabada en el año 2012 por su sonoridad moderna.
Otra canción alardea ligereza, pero autenticidad como en “I think of you” y otra contundencia como “Cause”. Lo dylanesco de “Inner City blue” y la marimba inesperada en “Crucify your mind” son para resaltar. Al final, uno se rinde ante la sinceridad de el Rodriguez interprete y de astuto compositor.
Ha sido el arte del film la plataforma para que Rodríguez vuelva a nacer. Igualmente como fue el cine que le dio vida nueva los músicos olvidados cubanos en Buena Vista Social Club. Rodríguez es, con 70 años, sin dudas, lo más destacado del año.