Eva Medina – Rumbo a Babel (Eva Medina, 2019)
Inclasificable y ecléctico. Así podría definirse el primer disco (auto editado) de la cantante, guitarrista, compositora y artista multifacética toledana Eva Medina. Influencias arábigas, mediterráneas, flamencas y africanas se aprecian enseguida en su labor. Y un nombre propio, por derecho: el del gran (y seminal) grupo Radio Tarifa (ya desaparecido, o eso creo), aquella excelente experiencia de folk fusión, con el que tanto tuvo que ver, en sus comienzos, Juan Alberto Arteche, miembro fundador de los pioneros Nuestro Pequeño Mundo. En Radio Tarifa militaban el gran vocalista Benjamin Escoriza, ya fallecido, Faín S. Dueñas y el sudanés afincado en Madrid El Wafir Sheikhedin (acordeón, ud, percusiones). Precisamente es El Wafir el punto de unión más visible de este «Rumbo a Babel» con los creadores de «Rumba argelina», puesto que figura como músico colaborador de este disco.
Algunos títulos de canciones son suficientemente expresivos y aclaratorios:»Gnawa rock», «Bulerías del habibi», «Luna mora», «Azerbaiyán» o «Tanguillos de Dakar» (en el que únicamente se echa de menos la inclusión de una kora, para hacerlo más creíble).
Eva canta con soltura y técnica bien aprendida en los terrenos de la tradición sefardí, los ecos marroquíes, el cante jondo más asequible y la envolvente atmósfera sonora contemporánea, gracias a la labor del co-productor y «alter ego» de la compositora, el muy profesional multi-instrumentista Vicente Molino (flauta oriental nay, piano, teclados, «loops» y percusiones). Sin duda, este trabajo no sería igual sin él, sin su experiencia y su maestría. Sobre todo, Eva Medina destaca en la interpretación de la guitarra, un instrumento del que sabe extraer variados matices en su precisa y sobria ejecución.
Temas destacados del CD, para quien firma estas líneas, son el inicial «Rumbo a Babel», con su leve cadencia «reggae», muy efectivo e inequívoco; el instrumental «El mar», evocador y místico/moruno, casi «sufi», y «Luna mora», un bonito poema de Medina, con sus ecos literarios hebreos y lorquianos.
Menos afortunados me parecen los cortes «Me gustas cuando callas», el texto poético de Pablo Neruda (del libro «20 poemas de amor y una canción desesperada»), que ya versionó con mayor profundidad y acierto el argentino Cuarteto Cedrón, en su disco al alimón con el gran maestro de la canción Paco Ibáñez. El tema «Eva» finaliza con un atractivo «solo» de trompeta a cargo de Camille Floriot. Es un relato, entre «naif» y feminismo/Simone de Beauvoir, sobre la maldición «caída» sobre la primera (sic) mujer de la Historia, versión El Génesis.
En resumen, una muy agradable sorpresa, la aparición de esta artista, competente y ambiciosa. Un disco que puede figurar sin desdoro entre los mejores del género. Se espera, pues, con expectación, el «follow up», una segunda grabación que ya está preparando la residente en Bargas, Toledo. Que venga a enriquecer el panorama (no muy extenso) de las voces femeninas hispánicas actuales, en el terreno a veces resbaladizo de las «músicas del mundo». Voces que tengan algo que decir, con orgullo, vigor y valentía. Necesitamos alguna que otra Lorena McKennitt por estos pagos, y Eva podría ser candidata a ocupar este puesto en la Iberia post-Al Andalus.