“Nae pasaran”, de Felipe Bustos, sobre la solidaridad escocesa con Salvador Allende, documental ganador.
5-12 de Abril de 2019. San Sebastián
Nueva edición de un festival tan necesario como meritorio (en todos los sentidos). La 17 edición de Cine y Derechos Humanos, de San Sebastián no pasará a la historia por la excelsa calidad cinematográfica de sus propuestas. Quizás sí lo haga en cuanto a lo esperada y preciada que es esta cita anual, situándose asi, en longevidad y apertura de miras, en la cabeza de los certámenes europeos en su género.
La cinta “triunfadora”, “Nae pasaran”, coproducción chilena-escocesa dirigida por Felipe Bustos, fue de lo más destacado de la programación oficial, pero, dejando al margen sus inmejorables intenciones y su canto a la solidaridad obrera de otro tiempo (¿nostalgias por lo que fue y ya no es?) no es precisamente la alegría del huerto de calidades fílmicas, acaso documentales. Realización plana y con tendencia a la reiteración de testimonios similares y redundantes, para enmarcar una historia de los obreros y técnicos de la fábrica de Rolls Royce en East Kilbride, cerca de Glasgow, que tuvieron la brillante idea de boicotear la reparación de los aviones Hawker Hunter, que muy probablemente actuaron en el criminal y belicoso ataque al Palacio de la Moneda, donde el presidente socialista Salvador Allende resistía, hasta el sacrificio personal, la embestidas de las hordas fascistas del general Infausto (sic) Pinochet. Cinta pelín dura de seguir y resistir en su metraje algo tedioso y premioso, que debemos considerar un sincero y cálido homenaje a un sindicalismo que existió y ya apenas se deja ver.
”La carga”, de Ognjen Glavonic (Serbia-Francia-Iran-Qatar), obtuvo el premio otorgado por Amnistía Internacional, un film emocionante, imprescindible y terrible, según las palabras de la portavoz de la organización. Con el telón de fondo de la nefasta guerra de los Balcanes en 1999, cuenta la historia de un camionero que debe realizar un misterioso transporte final entre Kosovo y Belgrado, durante un bombardeo de las prepotentes fuerzas de la OTAN. No hubo pase de prensa de esta película en el festival, con lo cual nos vemos impedidos de ofrecer un juicio crítico de la misma. El film tiene distribución comercial, y se podrá ver en las pantallas comerciales.
El cortometraje “Skin” (Guy Natitiv, USA) recibió el premio Jurado Joven al mejor trabajo en su apartado. Nada extraña decisión, pues se trata del trabajo que ya ha obtenido un Oscar en su género. Visualiza la recarga reaccionaria, filo nazi que se vive hoy en el mundo. “Dura historia en la que el odio, la cultura de la violencia, la venganza, la xenofobia y el racismo conducen al sufrimiento y a un trágico final”.
Galardones al margen, otras dos o tres cintas merecen res reseñadas: “El hijo del acordeonista”, del vasco Fernando Bernués, e inspirada en un texto del excelso escritor Bernardo Atxaga, habla de sentimientos de culpabilidad casi religiosa, reconstrucción más o menos idílica de un pasado reciente lleno de resentimientos y violencia, y necesidad de mirar al futuro sin poder desprenderse de un cierto (muchos) relatos del ayer. Notable factura cinematográfica, aunque excesiva dulcificación de paisajes, ambientes y situaciones no tan admirables.
“Hilos de sororidad” (?) estuvo a punto de alzarse como como gran triunfadora del festival. En cierta forma lo fue, en su gran aceptación popular y en su gran despliegue de entusiasmo circundante. Mujeres protagonistas del proyecto “Madejas contra la violencia sexista”, surgidas de la patria chica de la buena sidra vasca, Astigarraga, y proyectadas más tarde a distintos puntos del Estado español, e incluso europeos (Suecia, muy en especial). El director, Eneko Olasagasti y la nórdica Naria Permarker, representante de la organización sueca, defendieron en rueda de prensa este trabajo un tanto artesanal (como las propias bufandas creadas por las mujeres tejedoras) y un mucho auto-satisfecho y endogámico.
“The feminist”, también sueca, casi un biopic de la famosa feminista eurodiputada Gudrun Schyman, y “Behind India-Una mirada desde sus movimientos sociales”, del vasco Fernando Vera fueron otros dos ejemplos de valiosos testimonios de la lucha, tan eterna, tan actual, de las mujeres por conseguir, de un vez y por todas, abrirse voz y tener respaldo social en un mundo tan patriarcal y en muchas (demasiadas) ocasiones agresor de las mujeres, como es el presente.