La vocalista gallega Luz Casal demuestra estar en plena forma, tras adversas vicisitudes
Por Alvaro Feito y Kike González Badiola
Intérpretes: Luz Casal (voz), Baldo (teclados, acordeón), Jorge Ojea y Borja Montenegro (guitarras), Tino di Geraldo (batería).
Lugar: Auditorio Kursaal, San Sebastián
Fecha: 21 de noviembre de 2018
Muy valiente la propuesta de la nueva gira de Luz Casal. Pocos artistas se atreven a arrancar un concierto desgranando uno a uno los temas de un nuevo disco. Desde que, transcurridos unos minutos después de las diez de la noche se cerrase el telón rojo del escenario y empezara a sonar “Que corra el aire”, hasta “La única verdad”, fueron escuchándose hasta siete de sus más recientes creaciones. Un cambio de vestuario y los primeros acordes de “Entre mis recuerdos” anunciaban el fin de la primera parte del espectáculo, marcada por temas intimistas acerca de la lucha por la existencia, el paso del tiempo y las ganas de volver a vivir.
Después, uno a uno, comenzaron a sonar casi todos los clásicos de su repertorio. Comunión perfecta entre Luz y el público donostiarra que abarrotaba el Auditorio y que aplaudió con ganas títulos como “Y no me importa nada”, “Besaré el suelo” y “Un pedazo de cielo”. Con “Loca” y “Rufino” terminó la segunda parte del show, que tuvo un carácter muy rockero, y en el que destacaron las guitarras eléctricas de Jorge Ojea y Borja Montenegro.
Sin apenas descansar un minuto, reapareció Luz para interpretar junto a su pianista “Lo eres todo”, esa preciosa canción de amor que le regalaron las añoradas chicas de Vainica Doble. La voz de Casal en esta canción rozó lo sublime. Tras la inevitable “Piensa en mí” (tiene mérito que una composición de Agustín Lara de 1953 siga cautivando a gentes de todas las generaciones), Luz volvió a demostrar que es una mujer valerosa que no vive de las rentas, atreviéndose de nuevo a encarar otras dos canciones de su nuevo CD: “Morna” (una hermosa música tradicional caboverdiana) y “Amores”, una relectura del clásico de la también desaparecida Mari Trini.
Finalizó el recital con “Te dejé marchar”, con todo el público del Auditorio puesto en pie. Fueron dos excelsas horas en las que Luz Casal demostró estar saboreando una segunda juventud.