El deporte puede ser muchas cosas, pero por encima de todo sigue siendo una forma estupenda de divertirse, sana y entretenida. Y ahora también una fuente de inspiración para la música.
En una de nuestras travesías por la electrónica de raíz de esta patria multicolor llamada España, hemos ido a caer en las redes de un músico de primera división, que ha tomado la práctica deportiva y los juegos recreativos como materia prima para la elaboración de platos contemporáneos sazonados con intensos aromas tradicionales. El deporte entendido como un juego, como un baile y como una fiesta para un saludable disco horneado por este divertido chef llamado Javi P3Z.
Este pescado y a la vez pescador de sonidos (su singular apellido se pronuncia pez) es el ejemplo más claro de que los que mejor se lo pasan practicando deporte (y mejor te lo hacen pasar) no son siempre las megaestrellas que se amontonan en los medios masivos, sino que los responsables de la industria musical (los medios y las discográficas), pueden ser tan injustos, que de forma inexplicable destierran a ronaldinhos y zidanes a segunda división en cuanto a notoriedad y reconocimiento.
Agitador incansable de la escena donostiarra, a Javi lo han fichado muchos equipos regionales en los que ha hecho de todo y jugado casi en cualquier posición. Creador perseverante, ha llevado a cabo proyectos inspirados en músicas afro, otros volcados en la experimentación, también se asoció con un par de amigos que (cosas del fútbol) mezclaban rock, reggae y soul bajo el nombre de Trio Kempes. De todo eso hay en este trabajo, pero más allá de la fusión de ritmos y música de baile, en su debut en solitario destaca la elección de sampleos bien sugerentes como fichaje estrella del álbum que (¿también casualidad futbolística?) sale con once canciones, cada una muy suya, pero todas exóticas, divertidas e ingeniosas.
Tampoco esta demás comentar otra serie de méritos de este trotamundos de los campos de juego sonoros, pues ha producido remezclas para artistas y grupos de renombre, es confundador del sello Novophonic, puedes escucharlo en Herri Irratia / Radio Popular de Donostia (San Sebastián) con su programa DanzKlub, y también organiza el Elektronikaldia Festival, así que pasatiempos no le faltan.
Su primer trabajo en solitario, junto a la Javi P3z Orquesta, es un disco sabroso, compuesto por entretenidas travesuras en las que nunca pierde de vista la sonoridad latina: la esencia candorosa, ardiente y sensual de las música más tórridas. Un disco que puede recorrerse como una especie de paseo turístico a través de revisiones contemporáneas de ritmos y sonoridades que van desde el caribe a África, sin olvidar guiños al jazz latino, al funky o al folclore vasco.
Un álbum que proporciona una multitud de emociones fuertes y que, como los juegos más entretenidos, uno disfruta desde el inicio hasta el final, siempre de un tirón, sin sentirse nunca tentado a abandonar la partida; porque al cosquilleo de las caderas, y a la sonrisa que contagia cada composición (anticipada desde el tracklist), hay que sumar la curiosidad que provoca cada canción, pues los quiebres y regates al ritmo y a la melodía hacen que cada tema tenga un desenlace incierto hasta el pitido final.
Podría decirse que este trabajo es un disco-parodia-homenaje a la práctica deportiva y a los juegos recreativos. Pero es ante todo una muestra tan inverosímil como equilibrada de bases rítmicas y melodía, de electrónica y acústica; además del sugerente acierto de incluir ingeniosos samplers, sonido de la calle, de filmes o de retransmisiones deportivas. Melodías que se quiebran en mitad de la canción para regresar un minuto después, o indicios que acaban por conducirnos a inesperadas provocaciones.
Un homenaje a la diversión, al entretenimiento, a la simpatía y a la imaginación. Un juego para los oidos llamado “Sports” a cargo de este atleta del sonido llamado Javi P3z y editado por Hitop Records.