Benito Lertxundi, el “bardo de Orio” publica un nuevo disco, “En la noche de la celebración”

San Sebastián/Hendaya.- Benito Lertxundi, “El bardo de Orio”, acaba de editar un nuevo disco de su ya larga trayectoria, “Ospakizun gauean” (“En la noche de la celebración”). Sin ánimo de exagerar, otra obra maestra que añadir al autor de discos tan sobresalientes como “Mauleko bidean” o “Altabizkar”, hace ya unos cuantos años.

Pregunta.- ¿Cómo te has planteado este trabajo y cuál es la impresión general que te deriva de él, una vez acabado y recién sacado a la luz pública?

Benito Lertxundi.- “Yo no soy un hombre al que le guste encerrarse en un estudio de grabación. Siento como si en él, no fuera realmente yo. Siempre he tenido esa sensación, y ahora ha ocurrido lo mismo. Parece como si fuese otra persona allí dentro. Luego, a la hora de las mezclas y de la compresión del disco, empieza a gustarme más. A veces, cuando escucho un tema mío en la radio, de manera insospechada o improvisada, me digo: Hombre, pues no está tan mal…”

P.- “En la noche de la celebración” retomas tus viejas ideas filosóficas, influidas por el pensador Krishnamurti, sobre la fugacidad de la existencia, las culturas impostadas, los caminos erróneos de la mente y el pensamiento. “La mente lacaya buscaba respuestas a preguntas erróneas / absorta por la confusión / en la noche de la celebración”, dice el texto del tema que da título al disco.

B.L.- “Nuestra mentalidad está condicionada por multitud de teorías equivocadas y confusas. Es necesario desaprender de todo eso que nos han legado. ‘Basta con desaprender, para desprenderse de hábitos impropios (…) Y para sentir el aroma del alma arcana’, se dice también en esa canción.

Benito Lertxundi – foto realizada por E. Moreno Esquibel

P.- En el tema “Munduak ez du bakerik” (“El mundo no conoce la paz”) se dice: “Sólo cuando ser pacífico / no sea necesario / habrá paz / emanada por el ámbito de libertad / La paz es esencial / nada ni nadie / puede crecer sin ella”. ¿No temes que esta letra pueda ser mal interpretada, por pacifistas y gentes de todo tipo?

B. L.- “Asumo que es un texto polémico y que a a alguna gente le pueda sentar mal. Pero es lo que pienso. “Pensar en la paz / emitir discursos complacientes / no consigue instaurarla”. ¿Qué se ha conseguido con proclamas bien intencionadas y posturas teóricas pero facilonas? No estoy en contra de los luchadores de la paz, pero creo que no es suficiente. Los sistemas son más poderosos.”

Grandes Canciones

Musicalmente, “Ospakizun…” ofrece grandes y notables alegrías y sorpresas. El piano inicial de “Nahiago Nuke”, sobre un texto de Fernando Pessoa (al igual que “Ibertzean”, donde el solo de guitarra eléctrica final a cargo de Gurutz Bikuña te deja sin palabras), las dobles voces de Olatz Zugasti e Intza Unanue, perfectamente integradas y audibles…la labor impagable de las cuerdas del Alos Quartet, la batería de David Gorospe por aquí y por allá, el “buzuki”, guitarra acústica y percusión del polifacético y virtuoso Angel Unzu (con sonido de “banjo” en “Belar nerabean”),…

El disco parece tener dos partes bien diferenciadas, aunque su unidad global es incuestionable. Tras cuatro canciones intimistas, introspectivas, degustables por su melancólica armonía, el tema “Kimu bat zuhaitzan”, con música del cantautor canadiense Allan Rankin y texto del bertsolari Jon Maia inaugura una nueva etapa en el cancionero de BL, próxima al sonido “country” como nunca antes, sin perder acentos célticos y muy “folkies”…

Benito Lertxundi – foto realizada por E. Moreno Esquibel

B.L.- “Parece que tiene aromas de Pete Seeger y Leonard Cohen. Descubrimos a este autor, Allan Rankin, en un concierto donde le vimos. Es un nombre muy conocido en su país. “Jon Maia formó parte de una expedición a Terra Nova, tras la estela de los balleneros vascos del siglo XVI… Jon escuchó una canción que hablaba de un árbol en medio de un lugar inhóspito, del cual nacía un brote. De ahí, el título de la canción. Jon tuvo el impulso de escribir esta letra en euskera”.

Canción lanzada como “single” del cd, sorprenderá sin duda a muchos y ofrece una perspectiva nueva, y quien sabe si futura, para el habitualmente reconcentrado y lírico Benito. El preludio de la canción es una breve, emocionante, introducción “a capella” a cargo de la Zaria Koru Eskola, voces juveniles de sabor clásico y eclesiástico, que no hacen presagiar lo que viene después. Un tema que engrosará la extensa lista de canciones coreables y recogidas por las audiencias como si fuera propio, en las futuras generaciones.

“Otzandu Herrian” (“Confuso parloteo”), con sus aromas lejanos (¿o no tanto?) del “Concierto de Aranjuez”, del maestro Joaquín Rodrigo, habla del euskera como lengua imprescindible, indispensable y necesaria para el pueblo vasco : “Sin impulso liberador / se puede contribuir a la liquidación / del pueblo sometido / y su lengua / en la propia lengua sometida”. Una vez más, la labor del violonchelo de Pello Ramírez, los teclados de Juantxo Zeberio y el bajo eléctrico de Amaiur Cajaraville se muestran implacables en su envolvente suntuosidad.

El disco se cierra con belleza total con el evocador y marino “Bizipen Margotuak”. Tras un breve recital del cantante, éste dice: “Vivencias pintadas / en el lienzo de la memoria / y en el corazón de las marismas / se adentran een el mar / cada alborada / bajo la niebla matutina”. Y así se cierra el diclo que comenzó, diez temas antes con estas palabras: “Ojalá fuera el polvo del camino / y que los pies del pobre me estuvieran pisando”.” Y también “Isil Isilik” (“Silenciosa, calladamente”) con su ritmo de plácido, sereno y evocador vals.

Benito Lertxundi – foto realizada por E. Moreno Esquibel

“En la noche de la celebración” no es un disco excesivo en minutos, pero su intensidad y su categoría alcanzan categorías máximas. No me importa que me llamen “jabonoso” o exaltado, pero estamos ante otra obra maestra en el “curriculum” del músico y autor de Orio (1942), al que lenguas viperinas y envidiosas de su absoluta madurez y creatividad, han querido achacar comienzos de la enfermedad de Alzheimer. No me importa abordar esta cuestión con el propio Benito, aunque sí me produce pudor y cierta vergüenza ajena.

B.L.- “Ja, ja, eso se viene diciendo de mí hace ya muchos años. Bueno, ¿qué voy a decir? Los que vienen a mis conciertos pueden comprobar mi estado de salud. ¿Quién se encargar de propagar estos bulos? No me quitan el sueño…ja ja.”.

Una nueva tanda de conciertos a lo largo y ancho del País Vasco servirán próximamente de presentación formal de este disco, aunque muchas de sus canciones ya han sido interpretadas desde hace algún tiempo en sus recitales. San Sebastián (Kursaal, 1 de diciembre), Bilbao (teatro Arriaga, 2 de diciembre), Pamplona, Donibane Garatze (Saint Jean Pied de Port), Vitoria, Bayona, etc. serán los escenarios, entre otros, de esta excelsa y exultante “noche de la celebración”.

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