Janusz Prusinowski, junto a los componentes de su kompania, los cuatro músicos y bailarines que le acompañan, es actualmente el más activo representante de la música tradicional de una tierra que ha irradiado con su influencia, en el contexto popular y en el erudito, a múltiples países de Europa y de otras costas del Atlántico.
Hace unos 20 años la trayectoria de Janusz, original de la ciudad de Mława, en la región norcentral de Polonia, experimenta un punto de inflexión que le lleva a consagrarse artísticamente a la música tradicional rural, centrándose primero en la zona al sur de Varsovia, para ir ampliando progresivamente el círculo de su búsqueda de las fuentes más auténticas, los viejos maestros con los que aprender el repertorio e interiorizar el estilo hasta hacerlo suyo. Él mismo nos habla de sus comienzos en la música, de su evolución, de su faceta como artista, de su grupo, de las fuentes de las que se nutre su rica propuesta artística y de su iniciativa como generador de espacios y momentos de encuentro entre esos viejos maestros y las nuevas generaciones a través del festival del que es fundador y director artístico.
Araceli Tzigane: ¿Cómo comenzaste en la música?
Janusz Prusinowski: Fue muy sencillo. A mi madre y a mi padre les gustaba mucho cantar y cuando yo tenía 5 o 6 años, me recuerdo a mí mismo cantando muchos tipos de canciones, tanto canciones graciosas como religiosas, solo por divertirme. Cuando conseguía cualquier instrumento, aunque fuera muy sencillo, unas campanillas, o incluso instrumentos de juguete, empezaba directamente a tocar melodías. Así que así es como empecé.
Soy de la opinión de que es la manera sencilla de empezar en la música típica para cualquier persona, tanto músicos como no músicos. Cualquiera puede comenzar a desarrollar su musicalidad cuando empezamos a aprender la lengua materna. Esto es también la razón por la que pongo tanta atención al folklore para niños, a la música para niños con mi esposa, trabajamos en la educación en este terreno.
Cuando eras niño y cantabas, ¿cantabas bien? Porque cuando yo cantaba de pequeña era absolutamente horrible… Cantaba desafinada todo el tiempo, así que me imagino que tú tienes alguna habilidad de nacimiento.
Tal vez, sí, yo recuerdo que me gustaba cantar, a veces mis padres me pedían que cantara para otra gente y se ponían orgullosos. Mi madre cantaba en el coro de una iglesia y yo cantaba un poco con ellos también. Debía de cantar bien, porque recuerdo algunas veces en el colegio en las que yo cantaba y tocaba muchas canciones y los demás niños solo escuchaban.
Y cuando creciste, ¿empezaste a estudiar música?
Cuando crecí tenía muchas aficiones, como la gente joven, me fascinaba la psicología, los lenguajes extranjeros, incluso de muy lejos, y también estaba fascinado por la música de diferentes culturas. Empecé a tocar la guitarra, a componer con amigos, muchas canciones sencillas, con 15 o 16 años… Incluso grabamos algunas de ellas. Era una creación espontánea, digamos.
De vez en cuando tocaba también el acordeón con mis padres y para ellos, pero era otro tipo de música. Y cuando acabe la escuela secundaria primero estudie psicología y solo después de dos años decidí ir al conservatorio. Tocaba ya muchos instrumentos, mandolina, guitarra, percusiones… cualquier cosa.
Tenía unos 20 o 21 años cuando fue por primera vez a clase y empecé a aprender solfeo e historia de la música, y nuevos instrumentos, fagot, piano y era fascinante ir a la escuela sabiendo lo que quería hacer, sabiendo que quería ser músico y que ser compositor, así que me lo tome muy en serio y estudiaba mucho y logre aprender mucho. Y esto me abrió a la parte clásica y teórica de la música, pero mi principal camino fue a través de varias músicas étnicas.
La música tradicional polaca llegó al final, pero primero tocaba incluso música latinoamericana, tocaba muchas canciones ucranianas, balcánicas, judías… Durante años tocaba en Cracovia, en una parte de la ciudad era un barrio judío y me ganaba un dinero tocando en la calle repertorio judío, danzas y canciones judías.
¿Y tienes algo grabado de eso?
No sé, no creo, fue hace 25 años… Pero recuerdo muchas de esas canciones, fueron el camino a la música polaca, porque la notación de las melodías judías estaba en los mismos documentos que las polacas, así que empecé a leer ambas y luego las polacas resultaban también muy interesantes, nos provocaban preguntas, nos hacían encontrarnos con otras personas, como Andrzej Bieńkowski, que nos mostró películas de grabaciones en aldeas y eso fue una revolución total, hacia dejar todo y entregarme a la música tradicional de Polonia central.
Entonces, aquel fue el momento en que decidiste investigar en la música tradicional polaca, pero, con tu familia, ¿no tocaban esa música, no tocaban música rural? ¿Que tipo de música tocabas con ellos?
La región en la que yo nací y en la que vivo, en el norte de Varsovia, es totalmente diferente de la zona del sur de Varsovia. Aquí siempre ha habido buenas comunicaciones, como trenes, y era fácil venir desde Varsovia. La mitad del repertorio de mis padres eran canciones populares de antes de la Guerra, como tangos, valses, y la otra mitad era música tradicional de esta región. Siempre se mezclaban, y estaba bien, pero era muy diferente de la música de mazurcas improvisada de la zona del sur.
Yo aprendí algunas mazurcas y obereks de mi vecino, pero era más como algo para tocar deprisa con el acordeón e impresionar, pero no había una melodía para cantar, no se podía cantar de ninguna forma. Así que cuando conocí esta música del sur de Varsovia pensé que también debía haber sido así en mi región, la música más antigua, tradicional, que estaba prácticamente olvidada, pero seguía siendo comprensible. Cuando toqué algunas de estas músicas para mi padre, él las entendía perfectamente y podía bailar.
Pero antes de que conocieras a Andrzej Bieńkowski, ¿no habías oído esa música antes?
Había oído algunas canciones. No estaban publicadas y no sonaban en ninguna radio. Era una música desconocida. La música del sello de Andrzej es Muzyka Odnaleziona (Musica perdida/encontrada). Era música que se perdió, casi nadie tenía ni idea de que existía esa música loca y salvaje en Polonia Central.
Y si no hubieras tenido esta iniciativa, ¿qué habría pasado contigo?
No lo sé. Yo fuí una de esas personas jóvenes que empezamos a viajar a los pueblos para aprender la música, no solo para grabarla, o para otra cosa, sino para aprenderla, para tocar para el baile y para continuarla, como alumnos de estos violinistas rurales. ¿Qué habría pasado si no hubiera hecho esto hace 20 años? Tal vez ahora nadie tocaría esto. Es posible, porque hemos puesto mucha intensidad en esto, gracias a nuestra juventud, hemos tocado esta música en ciudades, en discos… y al comienzo era totalmente despreciado, no se valoraba nada, pero paso a paso empezó a ser más importante para otras personas, así que éramos como inspiradores para otras generaciones más jóvenes, pues era posible que esto funcionara, que esta música fuera fascinante.
Alguien me dijo que te considera un héroe, porque hace 20 años te dijo que por qué hacías eso, que lo dejaras, así que creo que no elegiste un camino fácil. ¿Qué sientes ahora, 20 años después, ahora que has ganado, que tienes un festival, que eres un artista muy conocido, tocas por todo el mundo…?
Estoy muy orgulloso de esa decisión y creo que no había otro camino para mí o para nosotros. Yo no me imagino haciendo ninguna otra cosa más que tocar esta música y contando estas historias acerca de las personas, de la cultura, de las situaciones… Me siento de alguna forma como un embajador, digamos, no hay duda en esto, creo. Tiene valor no solo fuera de Polonia, también dentro. Este año hemos empezado a notar que la energía regresa a nosotros. Hemos tocado en lugares de prestigio, para el presidente, y hemos compartido con orgullo lo que hemos aprendido de nuestros maestros, de nuestros ancestros. Es una actitud que me parece importante, no solo para mi país, espero.
Te iba a preguntar algo que ya me has respondido, que es qué harías si no estuvieras haciendo esto, pero dices que no te imaginas haciendo nada más.
No podría estar haciendo nada más… Si no, estaría haciendo otras cosas en este terreno tan amplio, como tocar para niños y con niños, canciones para diferentes momentos del ano, tanto religiosas como populares, tocando para bailar, ensenando a la gente a bailar, a tocar instrumentos y entender la música a través de su cuerpo, enseñando cómo funciona la música como comunicación, creando espacios para los ancianos maestros en la cultura contemporánea, y abriendo espacios para los músicos jóvenes y creando eventos para las artes, haciendo dibujos animados para los niños con esta música… Esto es un universo en el que varias partes cooperan, así que no puedo imaginarme haciendo nada diferente.
Y cuando conociste a Andrzej Bieńkowski y esas músicas, ¿qué pasó en concreto, qué hiciste para aprender esta música?
Empecé a aprender, intentando tocar en el violín estas músicas, fuí a buscar a los maestros a los pueblos, luego les invité a tocar las casa de baile en Varsovia, y aprender, aprender, aprender.
Pero ¿cómo los encontrabas? ¿Ibas al pueblo y preguntabas quien toca música ahí?
A veces era así, otras veces ya teníamos las direcciones que nos había dado Andrzej Bieńkowski o Piotr Dahlig que era un gran etnógrafo, de otras personas que lo conocían, y llegábamos a la dirección, le preguntábamos quien más toca o canta aquí en este pueblo, e íbamos de uno a otro, creando una red. Andrzej Bieńkowski incluso hizo un mapa con las direcciones de viejos músicos, así que fue muy útil.
¿Y aún ahora encontráis músicos rurales que no conocíais?
Sí, sí, aun encontramos gente que no conocíamos, especialmente en la region de Rzeszow, pero no solo. A veces son músicos de aldea que han ido a vivir a la ciudad con sus hijos, para no vivir solos en el pueblo. Ocurre que son aún muy buenos. No hay tantos como hace 20 años pero hay muchos, y yo no he aprendido todo su repertorio aun y me gustaría.
¿Cómo es tu grupo, Janusz Prusinowski Kompania, y quiénes lo forman?
El grupo está formado por músicos y bailarines, si es que se puede separar. De todas formas, la sección rítmica la lleva Piotr Zgorzelski, que toca el bajo, Piotr Piszczatowski, que toca el tambor baraban y la pandereta que llamamos bębenek. Ellos son entregados bailarines y guían bailes nocturnos, también en bodas… en cualquier sitio. Lo que ellos dan al grupo es un pensamiento corporal que está dentro de los patrones rítmicos. Lo que nosotros tocamos es lo que ilustra sus movimientos, los movimientos que se hacen cuando están bailando en parejas o en grupos grandes.
El siguiente es la sección de vientos, que es Michał Żak, que toca tres instrumentos de vientos, una flauta de madera que es casi como la que se toca en Bretaña, la chirimía, cada uno de estos instrumentos proporciona un color diferente, una manera de respirar diferente. Este fue el comienzo del grupo, del trío. Cuando oí a Michał tocando pensé: este hombre sabe lo que toca.
Szczepan Pospieszalski, el trompetista, cuando estaba grabando el disco y la canción Serce, corazón, necesitaba el sonido de una trompeta, así que hicimos una búsqueda de trompetistas en Polonia, invité a algunos grandes trompetistas pero cada uno de ellos tenía alguna dificultad al tocar estas frases. Por suerte Michał conoció a este joven Szczepan y tocó lo que le pareció y fue el comienzo de su colaboración y ahora es un miembro fijo del grupo. Ah, y yo. Yo toco casi todos los instrumentos del grupo, estudié instrumentos de viento en la escuela de música pero esa no es la cuestión. La cuestión es que la mayoría de la música la he encontrado en los pueblos yo mismo. Por eso se llama la banda con mi nombre.
He vivido muchas situaciones de estar en los pueblos tocando para el baile, y siento que es un gran regalo, del que aún no nos damos cuenta que está esperando su oportunidad para ser tocado, para ser bailado, y esto es uno de los más importantes motores de lo que hace el grupo, musicalmente y no solo.
Muchas veces tocamos con artistas invitados. Los más importantes son los maestros rurales. La más importante es Maria Siwiec, de Gałki Rusinowskie, de la que seguimos aprendiendo. Otro que no es muy habitual, pero a veces pasa, es Piotr Gaca, uno de los mejores violinistas polacos actualmente, tiene 86 años. A veces hay un grupo entero que canta, de esta región.
También mi mujer Kaja suele ser invitada de la Kompania o casi es un miembro más. Con ella tocamos villancicos, también las actuaciones para niños son una parte de nuestro repertorio y también conciertos con baladas. Otra invitada es Justyna Piernik, de la región de Kujawy, que es líder de un movimiento de revitalización de la música de Kujawy, una pequeña región en el nordeste de Polonia. Es la tierra de donde era la madre de Chopin, así que es como una parte de su lenguaje musical.
Otra invitada es Ewa Grochowska, una de las mejores cantantes tradicionales de Polonia y es una gran profesora de canto. Y a veces tocamos y damos conciertos con Adam Strug, el mejor cantante masculino, yo creo de verdad que es mejor que yo porque él ha dedicado todo su talento al canto, así que puede cantar con microtonos muy precisos, y ha estado años estudiando y cantando junto a los viejos maestros de la región de Kurpie, que es su región. Es una tierra muy diferente y muy diversa.
En los últimos 25 años, una vez tumbado el vergonzoso muro de Berlín nos han ido llegando las fantásticas músicas del otro lado, y claro, también las de Polonia. ¿En qué tradición musical basáis vuestro repertorio?
La tradición musical que intentamos continuar es la música de mazurca de Polonia central, que es bastante única, la música de los pueblos es improvisada, salvaje, enérgica y social. Hay una manera social de tocar que se ha mantenido hasta ahora. Es música de Polonia central, como alrededor de 100 kilómetros alrededor de Varsovia hay un núcleo de música de mazurca, cerca de Radom, la ciudad del Radom, en el sur de Varsovia, hay unos músicos particulares, como Piotr Gaca y su hermano Jan Gaca que murió el año pasado, Jan Ciarkowski, Kazimierz Meto, Jan Lewandowski y muchos, muchos otros… Parece que hay todavía muchos excelentes músicos así que nos hace imaginar que esto que es así en esta pequeña región, podría ser así hace años en todas partes, así que empezamos a buscar en archivos, en grabaciones de principio de los 50, de mucha gente que incluso había nacido en el siglo XIX así que muchos años después de escucharlos aún no hemos aprendido suficiente, pero esta es nuestra música, nuestro lenguaje musical.
Si nos vamos un poco hacia el este de esta zona de la salvaje mazurca encontramos melodías más lentas. En todas partes son diferentes pero se puede reconocer más o menos la misma idea, la misma base de la melodía, y esa improvisación de una manera diferente. Si vamos un poco más al oeste llegamos a la región de Wielkopolska, donde la música es un poco diferente, se toca de manera totalmente diferente por el instrumento. Hay gaita y hay un violín especialmente preparado, el skrzypce podwiązane, con las cuerdas más cortas, pero cuando lo escuchamos con cuidado vemos que las melodías algunas son parecidas. La danza principal es wiwat, tocamos un poco de esta música que hemos aprendido de archivos.
Si viajamos hacia el este desde esta región de Polonia central llegamos a la región de Lublin, que tiene una manera de cantar muy arcaica. Hemos conocido cantantes allí que cantan con una voz especial. Esta música es parecida o tiene la misma raíz que la música de la parte oeste de Ucrania. Algunas canciones se cantan en los dos idiomas.
Más al sur hay una región montañosa, donde escuchamos las montañas en la música, que es Pogorze. Es completamente diferente, está relacionada con la música de Hungría, de Rumania, de Ucrania, de Eslovaquia, República Checa… Son las montañas de los Cárpatos, que son como un espacio común musical diferente de las tierras bajas donde estamos nosotros. Así que en esta región de Rzeszow no encuentras tambor, se toca con contrabajo, dos violines, uno que toca la melodía y otro el ritmo, el salterio de martillos y otras maneras de cantar.
Sería una larga historia describir las diferentes específicas de diferentes regiones. Los últimos dos años me ha interesado la región de Kujawy, que es muy única. Alguna gente dice que esta ahí la semilla del estilo antiguo de Polonia, del estilo que se hizo popular en Europa en los siglos XVI y XVII, que luego se ha transformado en la polska sueca. Las melodías son más lentas, el rubato es muy fuerte y la manera de cantar de los cantantes de voz grave es muy fantástica.
¿Y tú creaste el Festival de Mazurcas? ¿Cómo lo hiciste? En la situación actual en España pensar algo así sería un poco loco, tal como está la situación, ¿tú como lo lograste?
Fue mucho trabajo, preparar y crear el festival. Lo primero es crear el programa y escribir solicitudes. Normalmente el Ministerio de Cultura nos apoya, también el área de cultura de la ciudad de Varsovia, siempre buscamos dinero privado de diferentes fundaciones… lo que supone mucho papeleo, mucho trabajo y esperar las decisiones, y por ahora, más o menos funciona.
Me acuerdo en 2011 que una semana antes del festival no había aun decisiones acerca de darnos dinero, porque había habido algún problema formal con los documentos y era un gran riesgo publicar el programa sin tener ninguna seguridad sobre el dinero, pero me arriesgué, fue nuestra decisión y fue una edición estupenda. Así que es mucho trabajo, conectar todo eso, planificarlo, preparar la documentación… para tener un buen nombre de cara a las instituciones.
¿Y tú escuchas otras músicas ahora?
Sí, cuando viajamos escuchamos la música de los países a los que vamos, así que el viaje es nuestra fuente. Me interesa mucho la música tradicional del mundo. También alguna música clásica, algunos compositores, el que más me gusta es Chopin. También música popular… escucho música con mis hijos, a veces creo que la música que escuchamos tiene que ver con tu edad o está de alguna forma relacionada con la edad. Cuando los chicos se han hecho mayores hemos oído música mas dinámica, rock, en la que la energía cambia y así se enfocan en diferentes tipos de expresiones. Es interesante. Me acuerdo de estar tocando guitarra bajo y rítmica durante años cuando tenía 14 o 17 años…
En los últimos años, desde 2008 habéis tocado en varios continentes, en dos ediciones de Womex… ¿Cómo acogen por esos mundos una música tan ancestral como la vuestra, en estos tiempos de infinitas fusiones?
Sí, tocamos esta música que hemos aprendido de nuestros maestros en varios continentes y también en Womex y cuando me preparo para los conciertos una de las cuestiones es, bueno, ¿quiénes somos? ¿Qué es lo que tenemos de único, de especial en la música que nosotros tocamos? Porque cuando viajamos por el mundo escuchamos tanta cantidad de músicas especiales, locales… Así que, ¿qué es lo que hay de especial en la música tradicional polaca? Este es el principio de la historia, que nos ha guiado por nuestras experiencias, en Polonia también. ¿Qué hay de bonito en el próximo pueblo? ¿Qué melodías hay? ¿Qué improvisaciones se hacen? Yo creo que el concierto que tocamos en Womex fue una apertura al mundo… “Ah, bueno, ahí hay una tierra en medio de Europa, se llama Polonia, y tiene una música única y rara y es muy bonita” así que hasta ahora la gente nos ha felicitado por la música y por la información que consiguen a través de la música, de nuestra tierra, saben que existe una tradición que sigue viva, que existe una apreciación por parte de los mayores y también de los jóvenes.
Discografía:
Mazurki (2008)
Serce (2010)
Po Kolana W Niebie – Knee-Deep in Heaven (Oriente Musik, 2013)
Entrevista realizada por Araceli Tzigane, con aportación de varias preguntas de Jordi García. Traducción de Araceli Tzigane.
Olé Araceli!! Ha quedado fantástica!!